San José es una de las figuras más importantes en la historia de la salvación, pero su papel en la vida de la Virgen María y Jesús a menudo ha sido subestimado. Su matrimonio con María no solo fue verdadero, sino también un modelo de santidad y entrega absoluta a la voluntad de Dios. En este artículo exploraremos la esponsalidad de San José, su papel como esposo y protector de la Sagrada Familia, y la relevancia de su ejemplo en el mundo actual.
El matrimonio de San José y la Virgen María no fue una casualidad ni una simple conveniencia social, sino un don divino. De acuerdo con teólogos como Isidoro de Isolano y Santo Tomás de Aquino, este matrimonio fue perfecto en su esencia, aunque diferente en su forma, ya que ambos esposos vivieron en castidad.
A diferencia de un matrimonio ordinario, en el que los esposos buscan a su pareja y deciden unir sus vidas, el matrimonio de San José y María fue directamente designado por Dios. Ambos fueron llamados a vivir juntos para cumplir un propósito divino: cuidar y criar al Hijo de Dios.
Santo Tomás de Aquino enseña que la perfección del matrimonio radica en tres elementos fundamentales:
Por estas razones, el matrimonio de San José y María fue perfecto y santo, aunque careció de la unión carnal que se da en otros matrimonios.
Uno de los aspectos más debatidos sobre la esponsalidad de San José es la castidad. Algunos pueden pensar que la ausencia de relaciones conyugales hace que su matrimonio sea menos válido, pero en realidad, este aspecto lo eleva a una dimensión superior.
San José y María hicieron un voto de castidad, pero este voto no anuló su matrimonio, sino que lo fortaleció. Santo Tomás explica que este tipo de votos son válidos cuando están alineados con la voluntad de Dios. Además, lejos de ser una renuncia, su castidad fue una forma suprema de amor y entrega a la misión divina.
La misión de San José en su matrimonio fue proteger, proveer y amar a María y Jesús. Su amor no era solo un sentimiento, sino una acción constante de servicio y sacrificio. José renunció a su propia comodidad, asumió la responsabilidad de cuidar a la Madre de Dios y al Salvador del mundo, y enfrentó dificultades como la huida a Egipto con una fe inquebrantable.
El matrimonio de José y María también simboliza la unión entre la Iglesia y Cristo. Así como San José protegió a la Virgen y a Jesús, hoy es patrono de la Iglesia universal y un modelo para todos los esposos cristianos.
En un mundo donde el matrimonio y la familia enfrentan constantes desafíos, el testimonio de San José como esposo y padre nos recuerda la importancia de la fidelidad, el compromiso y la vida espiritual dentro del matrimonio.
Algunas enseñanzas que podemos aplicar de su vida incluyen:
El matrimonio de San José y María no fue solo un evento histórico, sino un modelo de amor, fidelidad y confianza en Dios. Su ejemplo sigue siendo relevante hoy, especialmente en una sociedad que necesita recuperar el verdadero sentido del matrimonio y la familia.
Si buscamos en San José un intercesor y guía, encontraremos en él un modelo perfecto de esposo, padre y servidor de Dios. Su esponsalidad con María es una historia de amor divino, de entrega y de misión cumplida.
Reflexionemos en su humildad, su fe y su amor incondicional, y pidámosle que nos ayude a vivir con la misma dedicación en nuestras propias vocaciones.